Probablemente la visita más intrigante de Trujillo. En el sótano de una gasolinera, hay un pequeño museo privado, rebosante de objetos diversos y variados como: cerámicas de diferentes épocas, silbatos de pájaros, huacos eróticos y momias de fetos, imágenes de individuos con deformidades y otras enfermedades. Una visita completamente surrealista, pero una de las más ricas e interesantes.